vendredi 10 novembre 2017

Simon Vouet - Le temps vaincu par l'espérance et la beauté,1627.

Simon Vouet 1590-1649
marié à Virginia da Vezzo elle-même peintre et prise comme modèle de la beauté dans le tableau.


 Simon Vouet - Le temps vaincu par l'amour,1627.

Simon Vouet - Le temps vaincu par l'espérance et la beauté,1627.
huile sur toile - 107 x 142 cm
Musée du Prado,Madrid

Un viejo alado, personificación del Tiempo aparece caído junto a sus atributos, la guadaña y la clepsidra (reloj de arena). La Belleza, supuestamente un retrato de la mujer del pintor, Virginia da Vezzo, le sujeta por los cabellos, mientras que la Esperanza le amenaza con un garfio. El Tiempo es desafiado por el Amor, intercambiando sus papeles tradicionales. La representación del Tiempo fue una de las constantes del periodo Barroco, como imagen de la transitoriedad de la vida humana y de los valores que la gobiernan.
Después de viajar a Constantinopla, Vouet llegó a Roma en 1613. Pintó en un estilo caravaggesco hasta volver a París en 1627, donde llegó a ser pintor de corte de Luis XIII de Francia. Con este tipo de obras introdujo la influencia del arte italiano en la Francia de Luis XIII.

 Simon Vouet - La virgen y el nino,1624-1626.
Simon Vouet - La virgen y el nino,1624-1626.
huile sur toile - 182 x 130 cm
Musée du Prado,Madrid

En el curso de una larga estancia en Italia (1612-27), entró en contacto con las corrientes más representativas de la pintura italiana contemporánea: se interesó por el naturalismo caravaggista, por la pintura boloñesa de Reni y del Guercino, y por el cromatismo veneciano. A partir de todas estas experiencias formó su estilo moderado y clasicista. Su éxito en Italia fue fulminante. Nombrado Príncipe de la Academia de San Lucas en 1624, recibió encargos de toda Italia y realizó unos retratos sorprendentes, a veces más grandes que el tamaño natural. De regreso a Francia, fue uno de los propagadores de las novedades italianas, adaptadas al gran estilo decorativo de la corte de Luis XIII y a las ideas estéticas de esta sociedad, atada a una belleza elegante y aristocrática, y pasó a una manera más clara. Dirigió un taller muy importante, dominando la escena artística parisina hasta su muerte, y su posición fue apenas alterada por la corta estancia de Poussin. A Vouet se le deben los admirables cartones para tapiz realizados en los talleres del suburbio Saint Marcel. Su brillante colorido y sus figuras de formas simples sobresalen en las composiciones de grandes decorados, en los retablos de iglesias parisinas. Sus dibujos recuerdan a veces los venecianos de Correggio y su pintura supo crear una síntesis del barroco italiano y francés.|-

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